Del Cusco a Puno.

Pasamos nuestros últimos días en Cusco, descansando y viendo más ruinas, por si no teníamos suficiente, ¡que hartá de piedras!. Nos despedimos de Cusco con una gran cena; de vez en cuando un caprichito en un buen restaurante no está mal, más aún, si llevas varios días comiendo en cocinerías por sólo 5 Soles (más o menos 1.50 euros).

Compramos los billetes de tren hacia Puno; dos posibilidades, en primera clase (139 dólares) o en segunda (backpackers 19 dólares). Evidentemete cogemos el boleto de segunda clase ya que la única diferencia es la comodidad de los asientos y la ausencia de lamparitas encima de la mesa, por lo demás todo igual, (ver las fotos y comparar). Con el ahorro nos daremos un pequeño homenaje comiendo en el tren, ya que el menú es el mismo que el de primera; platos con nombres interminables como: filete de tilapia sobre cama de trigo rebentado, acompañado de chifles de camote con bañado de dos ajís sin picante. Nada que ver con la verdadera alimentación de la gente del altiplano.

A las ocho de la mañana salimos, nos esperan 10 horas de viaje. El trayecto ofrece unas vistas increíbles de los paisajes, pueblos y gentes del altiplano. Partimos de Cusco a 3399 m y vamos ascendiendo hasta llegar a 4319 m en la Raya, para luego descender hasta los 3827 m de Puno, a orillas del Lago Titikaka.

El camino del tren.

Recorriendo el altiplano.

Viendo pasar el tren.

Pinta bien, ¿no?

Maravillosas vistas a la hora de comer.

Atravesando la calle mayor. Ver flecha.

Chola (campesina) en el altiplano.

Más solo que la una.

Juliaca. ¿Vendiendo o arriesgando la vida?

Llegando al Lago Titicaca.